Los hospitales son instituciones esenciales que deben seguir funcionando cuando ocurre un evento de emergencia; sin embargo, las mismas son vulnerables a los desastres naturales como los terremotos y pueden sufrir daños que impidan su continua operación. La necesidad de construir hospitales resilientes a desastres naturales o accidentes es primordial y, por ende, es reconocida y promovida por la Organización Mundial de la Salud (OMS), así como la Organización Panamericana de la Salud (OPS) desde hace algunas décadas. A través de varios documentos, las dos instituciones emitieron las guías de construcción de “Hospitales Seguros", resumidas brevemente en el presente artículo, las cuales fueron tomadas por algunos países en las Américas para implementar políticas relacionadas en su región.
El artículo también enfoca en los requerimientos estructurales, no estructurales y operacionales de un hospital. Se presentan varias propuestas de mitigación del riesgo de pérdida de funcionalidad debido a danos no estructurales en un hospital durante y después de un evento sísmico. Debido a que la estrategia de protección sísmica y prevención de danos más eficiente consiste en la implementación de aislamiento sísmico, se presentan recomendaciones y soluciones relacionadas con esa tecnología, así como criterios de diseño para funcionalidad y medidas de seguridad ante colapso. Se resalta la importancia de estándar de producto adecuado para los aisladores sísmicos que garantice que los mismos minimizarán daños y entregarán propiedades confiables a largo plazo. También se presentan algunos ejemplos de pérdida de funcionalidad de hospitales diseñados de acuerdo con los códigos sísmicos modernos que únicamente buscan prevenir el colapso estructural.
Finalmente, se analiza la estructura de costos de un hospital y el rango de costos o ahorros obtenidos con la implementación de aislamiento sísmico en la misma. Según la OMS, el 70% de presupuesto de los ministerios de salud alrededor del mundo es absorbido por los hospitales. Por ende, se necesitan medidas para garantizar la seguridad y la funcionalidad de la infraestructura hospitalaria, tanto a nivel nacional como comunitario. Los países y las comunidades deben priorizar la protección de hospitales y otras instalaciones de salud nuevas o existentes contra los peligros identificados, y deben garantizar la integridad física de los edificios, los equipos médicos y los sistemas y servicios hospitalarios más críticos.